Pájaro urbano

martes, 1 de febrero de 2011

Ahora vivo

Y allí está de nuevo; sombra incesante, apegada al deseo de no ser. Se ha apoderado de mí estos últimos años. Quizás encontró en esta mente y cuerpo la estación perfecta.
Intento resistir para que esta fuerza colosal no se apodere de mi alma. Sombra que lucha con mis pensamientos día y noche. Mi resistencia no ha sido valiente como para detener sus intenciones. Al contrario, minuto a minuto sombra se engrandece y cobra vida cuando se enfrenta a mi deseo de eliminarla.
Pero hoy llegó la noche, me acompaña un riguroso cabernet sauvignon, sombra y yo conversamos. Confrontaba lo que por muchos años evadía, se sienta conmigo en la mesa y me susurra: -¡Duele!, y ese dolor hay que vivirlo-. Siento cada respiración en mí, me fundo en el tanino del vino tinto. Mientras tanto, mi angustia se suicida; no encuentra espacio ante la experiencia de vivir el dolor.
Alessandra Ramírez G.
Lecturas de ascensor